domingo, 29 de noviembre de 2009

Las vidas

Hace poco escribía Muñoz Molina acerca de la escasez de biografías serias en la literatura española; de la incapacidad de contar con sinceridad y desvergüenza la propia vida. Los españoles, aficionados al cotilleo y al chascarrillo, no lo somos a la indagación e investigación serias, decía.

Acabo de terminar "Confesiones de una vieja dama indigna" de Esther Tusquets. Carente de toda vergüenza y plagado de anécdotas, deja asomar a la vida de la editora-escritora, con muy pocas cortapisas. La gauche divine, la posguerra, los bandos, las adscripciones ideológicas, el sexo y el amor libre, los hijos, el matrimonio, la vejez, los viajes, las fiestas, los escritores... el mundo de la edición, que tanta envidia me da.

Es difícil escribir sobre uno mismo; es difícil porque obliga a hacer memoria (y esta casi siempre engaña); es difícil porque se adivinan errores o se descubren miradas que en el momento pasado no existían. Es difícil porque siempre que se cuenta una parte, se oculta otra.

Estoy descubriendo la ópera...

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