A P. no siempre le gusta la música en directo. Es cierto que a veces defrauda. Eso pasa con el pop. Con la clásica no. Nuestra historia personal desde que somos dos, o uno según se mire, tiene hitos musicales en directo:
Lou Reed frente a la catedral de Barcelona y el placer de hacer música.
Los tangos de Astor Piazzola en la Baeza renacentista.
Billy Bragg serpenteando por las escaleras de la Plaza del Rey en Barcelona.
Teenage Fanclub, que llegan a un concierto como si acabasen de leer un cuento a sus retoños.
El fallido Requiem de Mozart en Salzburg.
El concierto de rock en el bareto de sardinas cerca de Sopelana.
Van Morrison en Salamanca y un enloquecido Gloria.
Don Giovanni, nuestra primera ópera.
El vídeo en youtube de Jeff Tweddy tocando en directo en casa con sus hijos.
Sólo me perdí el mejor concierto del año, y creo que de la década, de Wilco en 2009 en Madrid. Pero P. supo narrarlo y hacerme sentir que había estado allí.
Otro día pensaré en el cine, que para nuestra historia de amor empezó con Nelly y el Sr Arnaud.
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