lunes, 17 de diciembre de 2007

Rothko

Observar el Paisaje con montañas de Rothko fue como mirarse al espejo y verse ahí, sola. Sin florituras, sin decorados, sin maquillaje. Atrás el estruendo y de lado el resto. La soledad ante una misma.

Por fin Rothko.

(La abstracción del paisaje. Del Romanticismo nórdico al expresionismo abstracto. Fundación Juan March. Madrid)

1 comentario:

Pavoment dijo...

Solo recorriendo previamente la exposición, y sabiendo que el punto de partida del cuadro es un paisaje, un neófito en materia artística sería capaz de interpretar en ella todas las emociones, formas y estilos con las que el pintor llegó a estos dos rectángulos azulados.

Albert Boadella explicaba en su teoría del “caos-orden-caos” que el arte moderno solo tenía sentido si detrás de la abstracción había un punto de partida.

Es una teoría que nos habla de la necesidad de que exista al menos un vínculo de comunicación entre el artista y el receptor, un pasa manos al que agarrarse en la vertiginosa deriva de la obra.

“Se intenta vanamente una relación directa entre el caos emocional del supuesto artista y su receptor, con la pretensión de pasar directamente de caos a caos, ahorrándose el trabajo de síntesis, de referencias, de codificación semántica apta para la comprensión de los demás.
Por lo general, en vez de la riqueza y la complejidad emocional del caos, lo que acostumbra a llegar es la sordidez de la incomunicación.”.

Es por esto por lo que resulta utilísimo que los paletos en materia artística nos dejemos llevar por quién sabe de verdad sobre lo que se habla, por quién es capaz de ver no solo lo obvio, sino que gracias a la experiencia y el conocimiento, nos pueda descubrir ese pequeño enlace.

Ahora bien, esos argumentos habrán de ser convincentes, porque el mismísimo Salvador Dalí, ante la pregunta de un afamado crítico sobre si un cuadro suyo evocaba las angustias de la muerte ante la soledad y el vacío sencillamente le respondió; no.

En conclusión, siento decirte que, en el caso de la esta muestra pictórica, los argumentos resultan convincentes solo hasta llegar a Van Gogh y Munch, pero chirrían cuando llegamos a Rothko.

Felicidades por tu blog. Te deseo lo mejor